martes, 3 de febrero de 2009

Arrancar


De todos los arranques el que encara hacia las vacaciones es sin dudas el que más expectantes nos pone, más cuando el destino es algo incierto y cada palmo del camino es nuevo para nosotros. Creo que siempre lo mejor es prepararse para no esperar nada, entonces no hay fiascos y de cada situación podemos ver lo mejor.
Aunque nos separe sólo el Río de la Plata, entrar a Uruguay es encontrarse con otra cultura y para quienes sostienen que es casi una provincia argentina, les cuento que la geografía parecida y algunas costumbres no alcanzan para semejante enunciación. Ya en Colonia del Sacramento, el anclaje histórico que nos remonta a épocas del siglo XVIII ofrece claras pautas de mantenimiento y respeto por el acervo. Luego la ruta hacia Montevideo y esos cíclicos pueblos con sus casas humildes, pero pintadas; simples, pero cálidas. Uno tiene la sensación de querer conocer a cada morador, de adivinarle un destino con sólo espiar por la ventana.
Montevideo, merece un párrafo y algunas fotos para que la cuenten con más elocuencia. Pero vale mencionar que es una hermosa capital que no creció de espaldas al río y que no tiene la vorágine y locura de la nuestra.
Kilómetros al norte el camino zigzagueante comienza a coquetear con las alturas y las sierras aparecen en Piriápolis como abrazando al mar cristalino y cálido.

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